Hola, después de varios meses, estoy de vuelta en el blog.
El tema que me hizo reactivar este blog fue el más reciente tema que aborde en mi programa de radio SEGURIDAD CON ESTILO, en Radio Seguridad, los toros.
Tuve como invitado especial a Antón Aguilar, el director ejecutivo de HSI México, quien compartió con la audiencia algunas de las prácticas más crueles en las que algunas personas disfrutan, pagan y apuestan.
Yo no entiendo cómo alguien puede disfrutar de ver a un ser vivo ser torturado, desangrado y sufrir hasta que ya no le queda más aliento, como en la fiesta brava, cuando un matador sin talento, en lugar de banderillar al toro directamente en el corazón y matarlo instantáneamente y sin dolor, solo le perfora los pulmones haciéndolo sangrar por boca y nariz, hasta que se ahoga con su propia sangre.
O aquel rito del toro de fuego celebrado en España, en donde incendian al pobre animal, ni la tradición de México en el marco de la Candelaria, en que drogan al toro sebú, tan bello animal, que termina ahogado en el río, en Veracruz.
Eso es barbarie, desde mi punto de vista.
Tuve la fortuna de crecer en una familia sin tradición en la fiesta brava, y un par de veces fui al circo, mis padres me llevaron, quedé maravillada con el espectáculo de los animales, que desde entonces me encantaban, pero yo desconocía, a mis escasos cinco años, la crueldad a la que se enfrentaban para poder dar esos espectaculares shows.
Y justo de eso platicaba con una colega, después del programa. Ambas coincidimos en que luego de saber el maltrato al que se enfrentaban los animales, ya con pleno uso de razón, elegimos que no era un show digno de mostrarse, y que de ninguna manera lo consumiríamos, porque el consumo es lo que fomenta que exista.
Durante la transmisión del programa, recibí una llamada de Aída, quien decidió compartir su opinión, muy interesante, imagínense, bióloga y psicoterapeuta, que mejor que para abordar el punto que yo ya pensaba.
Y disculpen si alguien se siente ofendido, lo invito a leer hasta el final y dejarme su comentario y punto de vista.
Resulta que mi conclusión sobre quien disfruta la fiesta brava y cualquier tipo de actividad que significa abusar de otro, es que tiene una mente psicópata, pensar en matar por diversión y sin sentir dolor o compasión no es normal, y no lo digo yo, sino el DSM IV y ahora DSM V, y ejecutar un acto que incite a los demás a sentir rencor u odio hacia el ejecutante, tampoco es muy sano.
Resulta que otra de las intervenciones de la audiencia, fue de una chica que ama la fiesta brava y le parece normal inculcarlo en los niños, e incluso es tema de sobremesa frente a los menores de edad.
Resulta que ella desconoce que la ley contempla que no puedan mostrarse esos actos a los menores de edad, yo tampoco lo sabía, sino que hasta Antón lo comentó en el programa.
Después ella dijo, juro que no quedé traumada por ver eso de pequeña y reiteró, ¿qué les puede pasar a las niñas (sus familiares), si lo ven, es parte de nuestra cultura, y de verdad que no se han traumado.
Pero me parece que ella no entiende que lo grave no es que se traumen, sino que su exposición a la violencia haga que su cerebro lo asuma como normal, deseable y que no hay nada malo en ello, es decir, dese pequeñas se les inculque que dar muerte de una manera cruel a otro ser es normal, habituándolas a la violencia.
Luego dijo, "los toros de lidia son criados para eso, si no existiera la fiesta brava, esos toros no existirían, porque solo para eso nacen".
Entonces, otra escucha se comunicó ya terminado el programa y nos dijo, ¿o sea que si tomáramos personas y las reprodujéramos para torturarlas, matarlas, hacer pruebas científicas, o incluso para comerlas estaría bien porque son reproducidas con ese fin?
Finalmente ambos somos mamíferos, con sentimientos, sensaciones, sistema circulatorio y muchas funciones similares más.
Ahí el dilema ético, y médico de un perfil psicópata que estas prácticas pueden desencadenar.
¿Y tú qué opinión tienes sobre el amor a ese arte carente de habilidades que termina generando un dolor y traumatismos innecesarios a un animal de la natarulareza, que eligieron fuera un toro?, ¿y si fuera tu hijo?, no hay diferencia, ambos son seres vivos.
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