En medida que crecemos pareciera que el espíritu navideño se pierde. El año pasado no sentí tanta emoción como antes solía ser, y este año fue aún menor.
Apenas fue diciembre 1, y me apuré a buscar todo lo de Navidad para poner el arbolito, los foquitos, las botas, y demás decoraciones en casa, ¡vaya! Hasta unas cortinas navideñas tenía pensado comprar para la sala, y que todo fuera empalagosamente navideño.
Algunas cosas pasaron en casa y perdí la ilusión.
Cuando mi mamá me preguntó si iría con ella para buscar las cortinas, le dije no ya no haré nada, e incluso pensé en ir a otra parte esas fechas, pues la importancia se había perdido para mí.
Cuando mi mamá me preguntó si iría con ella para buscar las cortinas, le dije no ya no haré nada, e incluso pensé en ir a otra parte esas fechas, pues la importancia se había perdido para mí.
Por el día 15-17 otras cosas más pasaron y la luz de mis ojos se había esfumado por completo, casi nada era como lo había pensado, y la ilusión en diversas cosas se había perdido.
Incluso le dije a mi mamá que no hiciéramos cena, y ella me habló de mi regalo de navidad, le dije que no quería nada y de hecho ni salí con ella el fin de semana porque nada quería respecto a esta festividad, si no había armonía como esperaba, no tenía caso celebrar, no había nada que celebrar.
Un par de compañeros me dijeron que qué tenía, notaron en mí un semblante de tristeza, me sorprendí que fueran tan receptivos y notaran que esa luz ya no estaba en mi mirada y les comenté algunas cosas, aunque no todo por lo que me encontraba así, aunado a que la regular falta de sueño, muchas veces te hace lucir menos feliz.
Luego algo pasó, justo en el trabajo, el único ámbito en el que me sentía contenta para esas fechas, algo que me hizo reflexionar y sentirme con un poco más de chispa navideña de nuevo.
Una compañera y amiga, se esforzó en decorar todo para que la oficina luciera linda por las fechas, hasta tardadas manualidades hizo para que todo se viera bonito.
Incluido en todo lo emotivo estaban los tradicionales aguinaldos, que habíamos pensado repartirlos hasta el 24, pero luego se optó por darlos el viernes anterior, la razón: "la mayoría no es de aquí viven en los estados y no van a querer ir cargando los dulces", fue esa la chispa que encendió mi corazón de nuevo.
Más tarde vi a otro amigo, cuyos padres, aún cuando viven en la CDMX, están hasta Milpa Alta, 2.5 horas del centro de la CDMX, quien me abrió aún más los ojos sin proponérselo.
Fue entonces que me di cuenta lo afortunada que soy al vivir en la misma casa que mi amada familia, con quienes puedo pelear casi diario, pero que a pesar de todos los descontentos e inconformidades los amo con todo mi corazón.
Platiqué con mi mamá apenas hace dos o tres días, el tema fue justo la lejanía de las familias, mucho de mis compañeros viven solos aquí y tienen a sus papás o incluso a sus hijos en otros estados, y no tienen tiempo ni de descansar bien un fin de semana completo porque saliendo del trabajo tienen que salir corriendo a la central camionera para trasladarse a donde vive su familia estar con ellos apenas un día y salir de vuelta a la ciudad porque al otro día hay que trabajar, mucho tiempo invertido en el camino para apenas poder disfrutar de unas horas al lado de tus seres queridos.
Más tarde, estuve con mi hermano, lo acompañé a buscar unas cosas y platicamos justo sobre el espíritu navideño y todos los memes sobre la falta del mismo cuando más viejo se es.
Me dijo algo clave, “cuando eres chico te emociona porque sabes que hay regalos, cosas que esperas y que no esperas, ahora te vale porque o no hay regalos o ya sabes lo que habrá y ya no es tan mágico como cuando eres niño”.
Y le dije, que o enseñaría a mis hijos (cuando los tenga), que esa es la magia de la navidad, sino lo que realmente es. Navidad = natividad, nacimiento del niño Jesús (religiosamente hablando),y familiarmente lo que significa, y el respondió que es imposible que no se emocionen con los regalos, y claro, a todos nos gusta recibir obsequios, y más cuando no los esperamos.
Y no me refiero a que no se emocionen por las cosas que pueden recibir, sino más bien por el significado de los regalos.
Ya para ese momento estaba más claro de nuevo lo importante de la navidad para mi.
Hoy, 25 de diciembre, que me disponía a seguir con la serie de Hillhouse que no he podido terminar de ver desde antes de Halloween, mi mamá me dijo que quería ver cosas de navidad, le dije ah me avisaron que esta la del Grinch, veámosla.
Ahora ella me hizo lo que yo siempre hago, quedarse dormida y dejar a la otra persona viendo algo que realmente o moría de ganas de ver.
Fue ese sujeto verde, quien me recordó de nuevo el significado real de la navidad, que para nada está en los regalos.
La pequeña Cindy Lu Quien, tenía curiosidad sobre la navidad, pues mientras todos los adultos se peleaban por dar o recibir los regalos más lujosos, ganar los concursos, y tener la casa más iluminada, ella tenía cientos de dudas.
Cuando en su casa se encuentra al señor Grinch, disfrazado de Santa Claus robándose el árbol y le pregunta de qué trata la navidad, y él contesta directamente sobre los regalos, ella se siente profundamente decepcionada por descubrir lo que ya se temía.
Sin embargo, nunca dejó de lado al Grinch, y menos aún después de saber todo lo que había sufrido durante su niñez, ella jamás le temió, y se esforzó por incluirlo en los festejos, aún significara perder todos los regalos, pues eso era lo menos importante de la navidad.
Y aún cuando el alcalde trata de ridiculizarla en frente de todos por su aparente mala decisión, su padre la apoya ante todas las cosas, y ¿qué no es la familia quien siempre te va a respaldar y apoyar?, mostrando la importancia del amor verdadero, y el verdadero significado de la navidad.
Sí, en un sentido católico y religioso es el nacimiento del niño Jesús, pero más allá de eso, la importancia de hacer las paces y pasarla bien con la familia, claro, que hay discusiones y problemas con los preparativos, porque la convivencia es muy complicada, aún con la misma familia, pero al final en donde hay amor hay solución y perdón ante esos inconvenientes.
Y siempre, hablar arregla los problemas, no el dejarse de hablar. Así que HAGAMOS CONSCIENCIA, y si tenemos la suerte de compartir casa con nuestra familia, disfrutar de los desacuerdos y de las reconciliaciones que siempre nos recuerdan lo importante que es la unión, el apoyo y el calor de hogar, más que una cena y regalos lujosos, el amor no tiene precio, y es capaz de devolver la luz de tus ojos.
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